Cuentos abstractos

Un DIA te contare lo que se de los días, esos señores largos y con prisa. A veces grises y a veces llenos de flores. Los días amorosos espacios de tiempo detenido o los días terribles en mitad de un ciclón.

Se arremanga la falda, mientras se ajusta las medias
¿por qué siempre se caerán tanto? Se mira en el espejo, tiene barba de tres días y los ojos negros mas bonitos del mundo. Es muy guapa, es muy guapo.


Una mariposa voló cinco veces encima de la rosa, al posar sus alas en los pétalos, el rocío resbalo hasta la tierra, dentro de la tierra una hormiga tomo una gota y la llevo consigo en su espalda para posarla después en los labios de su reina.  


En una habitación,en este caso el salón de la casa, de una casa baja, vemos a una mujer en el sofá que le canta una nana a su bebe. Es una niña. Y ella le canta una nana inventada sobre lo que será de mayor. El sofá esta enfrente de un televisor, que hace la función de ruido de fondo.

La mujer empieza a mecer suavemente al bebe contra su hombro para sacarle los gases, y anda despacio por la habitación. Se va la luz, y ella va a la habitación del bebe y lo deja en la cuna. La casa esta casi en penumbra, entra la luz de la luna y los destellos de las farolas. El paisaje de fuera de la casa debe parecer desierto. Como un cuadro pintado.  Ella se dirige a la cocina y enciende una vela, se dirige a la entrada a la caja de cambios de las luces y cuando va a subir el interruptor q controla la luz general. Una garra peluda interrumpe su gesto en el aire. Y ella reconoce bajo la luz de la vela a su hermano que en las noches de luna llena se trasforma como todos los varones de su familia en Oso. Y esta de pie mirándola con ojos suplicantes. Ella se acerca a la cocina y le tiende con una sonrisa un tarro abierto de miel.






Uaja soñó que los pies eran filetes,por eso cuando esta medio dormido,muerde.


 

Una gata pequeña iba andando por la calle, cuando un perro despistado con prisa la tiro fuera de la foto. Los murciélagos que colgaban de la farola de la esquina se asustaron tanto que salieron volando, volando y volando tan lejos que llegaron a la séptima luna de la constelación de saturno. Allí estaba la pequeña gata sentada mirándose las uñas y deseando tener alas para volver a su pequeña casa azul en mitad de la ciudad. Los murciélagos unieron todas sus alas y le dijeron que posara cada pata en uno de ellos y la barriga en el de en medio.

La noche caía, cuando bajo la luz del semáforo de la esquina la abuela de Inés, vio como descendían volando cinco murciélagos, con Azabache la hija pequeña de su gata Amaranta. 


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Asor Rosa