historias alrededor de un armario: 1º Beso

Darwin esta enfrente del espejo de baño de la casa, entra el sol por la ventana y da reflejos. Está nervioso, siente un cosquilleo por el cuerpo. Ha tenido que subirse a un balde de ropa al revés, porque si no, no llega a verse. Uno de esos detalles insignificantes de solo tener siete años. Es domingo, los domingos le excitan, está mas hiperactivo de lo normal. Abre la puerta del armario, saca la crema dental, la despliega en el cepillo de dientes. Se mira en el espejo. Sé sonríe. Se mira los dientes. Esta un poco feo, se le cayeron ya los dientes de leche, dos de arriba y uno de abajo. Pero para el caso no importa, pues el resto esta igual. Cierra la boca, saca la lengua y empieza su ritual de lavado dental, tres cepillados en los dientes de arriba, tres, tres, tres, abajo, abajo, abajo. Y tres en los de abajo, arriba, arriba, arriba. Por dentro, los mismo, lo mismo, lo mismo. Como su mama le dijo que cepillándose la lengua, se previene el mal aliento, ya la tiene casi en carne viva, ya van ocho cepilladas.

Pero es que no se puede olvidar del último domingo, cuando de las cosquillas pasaron a la boca y que sensación. Se vuelve a cepillar otra vez los dientes de arriba. La lengua de… no sabia quien había sido y eso era lo mejor del juego. Era mojada y caliente. Y cuando entro en su boca, sintió algo muy húmedo y duro abriéndose camino por su cuenta entre las piernas. Era húmedo y rico. Sí húmedo y rico. Bueno, los dientes ya parece están blancos. Ahora se va a peinar su melena negra.

Este es el cuarto domingo que juegan dentro del armario. David es él mas alto e intenta controlar la situación, pero Laura, hace que todo se mezcle. Y como no puedes hablar. Nunca sabes quien te toca. Amaya no para de hacer cosquillas y sabes que es ella porque va directa, Mónica no puede evitar gritar, Mónica es su hermana y por su olor sabe que no fue ella la que lo beso. Quedan Pedro y Alexandra. Este juego es muy muy divertido. ¿Quién lo besara hoy? ¿Sabrá distinguir? Hoy se concentra en lavarse los dientes, porque todo el mundo dijo que esta prohibido tirarse pedos dentro del armario y no haberse lavado la boca.

Una historia comun...

Después de un pesado dia de trabajo como sexador de pollos Romualdo vuelve en metro a casa. Su cabeza esta aturdida, el sonido de las maquinas de la granja donde trabaja se apoderan de su mente. Agotado se queda dormido.

“Urut es la niña elegida, tendrá que recibir su educación mágica y espiritual del gran sacerdote del Clan; Orso. Tiene 16 años, la encerraran a solas en una choza en mitad del bosque sin comida ni agua. Si sobrevive, será aprendiza de bruja hasta que Orso decida retirarse a la cueva de la montaña y ella sea la sacerdotisa oficial”

El tren se detiene, Pinto, quedan Valdemoro y por fin Ciempozuelos. La furgoneta y su casa en mitad de la nada. Romualdo decide echarse otra cabezada.

“El segundo dia de permanecer en la cueva, llega un joven de piel negra, de otro clan por los tatuajes a fuego. Entra en la choza y le da agua. Urut le mira a los ojos con un sentimiento extraño para ella. Él desaparece corriendo en el bosque. Y ella se queda con sus ojos bailándole en la memoria”

Ciempozuelos, la parada deseada, se baja del tren y toma un descafeinado en el bar de la estación, así aprovecha para hablar con su amigo manolo que es el dueño y casi no se ven. Manolo no esta, Romualdo mira al horizonte el dia termina.

“Dos años después Urut esta ayudando a Orso en la ceremonia de los grandes clanes de la región. Es una tregua de un periodo largo de rencillas. Al llegar a uno de los invitados para servirle la comida, Urut descubre debajo de la piel de oso, al desconocido que una vez sacio su sed”

Al llegar a casa, Romualdo entra en la casa prefabricada donde vive, se cambia de ropa y se va alimentar a sus cuatro caballos. Su vecina le saluda con la mano desde lejos. Hace mucho tiempo que le espera, aunque el no lo sabe. Esta leyendo en el porche.

“Orso le dice a Urut que el hombre de la piel oscura, nunca podrá desposarla. Pues es de otro Clan y además ella es la mujer mágica del suyo y no conocerá hombre en esta vida. Pero le promete hacer un conjuro para que en todas las vidas futuras, sus caminos se entrecrucen por lo menos una vez en cada existencia, Y en alguna de ellas pueda realizar sus deseos”

Romualdo mira a la vecina, no sabe nada de ella pero le cae bien. Si no hubiera tenido tantos desengaños … la invitaría a un café. Pero prefiere concentrarse en sus caballos, cepillarlos, darles amor, compensar esas cuarenta horas, en las que se siente culpable por no tener mas delicadeza con cada pollo que clasifica.

Urut, la mujer mágica del Paleolítico, es la novela que lee la vecina de Romualdo. Trata sobre un amor imposible. Ella no podrá esperar tantas reencarnaciones como su protagonista para encontrar el amor. Hace mucho que observa a Romualdo y al principio solo le caía bien, pero poco a poco el se ha ido adueñando de sus fantasías. Las dos casas son colindantes. Lleva ya varios meses esperando que él diera el primer paso, ha llegado a la conclusión que él es más tímido aun que ella.

A veces Romualdo se pregunta, porque siempre la vecina esta en el porche leyendo a la hora a la que él llega. Pero este pensamiento solo le ocupa medio minuto, porque oye el motor de un tractor en funcionamiento.

La vecina, esta nerviosa, se ha subido en un ataque en su tractor, lo ha dirigido hacia la maya de alambre que separa su parcela de la de Romualdo, ha cerrado los ojos. El tractor se estrella ella cae del golpe al suelo, con la cara llena de grasa.

Romualdo se ha quedado atónito, el tractor de la vecina ha invadido su terreno, ella ha caído desmayada y el ha corrido con lo que tenia en la mano que era un cubo de agua limpia para lavar a los caballos. Cuando se arrodilla a verla, ella abre unos ojos verdes profundos y sonriendele le dice: - Me das de beber, estoy sedienta.

De como el Río Yangtze y La Lavadora Jackson se enamoraron




Yangtze o Río Amarillo; si traducimos su nombre, atraviesa China de Norte a Sur. Es un rio caudaloso que ha escuchado durante siglos y siglos, las historias de la gente que vive en sus orillas o navega por sus aguas. Sus favoritas siempre fueron las de amor. Sin embargo, Yangtze, no supo entender lo que era el amor, hasta el día que se enamoro de La Lavadora Jackson.

La lavadora Jackson, tenia un precioso color plateado, no siempre tuvo ese color, pues tenia mas de veinte años cuando Yangtze la conoció. La pintura blanca que la vestía de joven había desaparecido por completo. Lozana en su buen funcionamiento a veces jugaba a derramar burbujas de jabón por el suelo. Esta diversión inocente había convencido a la dueña de la casa que el mejor lugar para la vieja lavadora era bajo el techado del patio.

Se conocieron una tarde de la estación de lluvias, Yangtze creció tanto que su corriente llego a rozar las paredes plateadas de la Lavadora Jackson. Ninguno de los dos había visto un ser igual. Se miraron fijamente, ella desde el ojo-boca que tenia en el centro de se estructura y Yangtze con sus miles de ojos de agua, multiplicados en cada gota. Yangtze se quedo en trance cuando vio que la Lavadora Jackson tenia dentro de su cuerpo metálico espuma de mar y esta se movía dentro en círculos rápidos.
- ¿Qué tienes ahí dentro?- Le pregunto intrigado.
- Ropa sucia que limpio con esmero–era la primera vez en la vida de la Lavadora Jackson que alguien se comunicaba con ella y sus tuercas chirriaban de emoción. Yangtze se comunicaba casi siempre con los peces, los barcos hundidos o algún pescador ahogado con el que ya tenia confianza. Para él también era la primera vez que se comunicaba con alguien que viviera fuera de sus aguas. Por eso antes de seguir su camino quiso aclarar que tipo de ser era. Y la Lavadora Jackson respondió orgullosa:
- Soy una lavadora, mi nombre es Lavadora Jackson. Y el tuyo, ¿Cuál es tu nombre?
- Yangtze, soy un río y viajó por toda China.- Yangtze se alejo pues tenia que arrastrar la tierra para que después fuera más fértil. Ya quedaban pocos días de lluvias y esa era una de sus labores más importantes o los campesinos no tendrían tierra fértil para sus arrozales.

Una lavadora, se quedo pensando Yangtze. Y estuvo todo un año pensando en que seria una lavadora y cuando lo pensaba se acordaba de esa espuma de mar moviéndose dentro. Esperaba crecer en la próxima estación de lluvias para visitarla. Después de conocer a la Lavadora Jackson, cuando escuchaba suspirar a las mujeres lavando ropa a las orillas del río diciéndose:

- ¿Quién tuviera una lavadora?

Yangtze las salpicaba repitiendo como un eco: - Lavadora, lavadora, lavadora… Era tan grande su obsesión que los peces le compusieron una canción:
“Yangtze, Yangtze, creció y creció
llego hasta una casa y de una lavadora se enamoro y enamoro ”

La lavadora Jackson, también había pensado mucho en Yangtze y agudizando el oído, había oído muchas cosas buenas sobre el río, sobre lo importante que era y como viajaba por toda china y veía mundo. Le envidiaba pues ella primero vivió en la casa de unos ingleses que estudiaban huesos en el pueblo vecino y cuando estos volvieron a su país, le cedieron la Lavadora Jackson a la niñera de sus hijos. Conocía dos cocinas, el interior de un camión donde la habían transportado y ahora lo que divisaba desde el techado en el patio. Se sentía ignorante y pequeña, frente a la inmensidad de Yangtze y todos esos lugares que visitaba. Nunca se había comunicado con nadie y anhelaba también la llegada de la estación de lluvias y para poder hablar con Yangtze. Si no le veía de nuevo, La lavadora Jackson tenia miedo de que su corazón de hojalata dejara de palpitar. Por eso, cada dos días lo llenaba todo de espuma y se movía pequeños centímetros de su sitio como intentando decir:

- Quiero viajar, quiero viajar.

En la siguiente estación de lluvias Yangtze se creció como nunca, pues le había pedido ayuda a sus hermanos el viento y la lluvia. Quería volver a ver a su amor y que si ella lo aceptaba la llevaría en sus brazos de agua por toda China. Por eso una noche de tormenta llego hasta el patio donde estaba sentada La Lavadora Jackson. Y le dijo:

- Llevo un año esperando crecer y volverte a ver.

La Lavadora Jackson a la que nunca nadie le había hecho la corte, se río entre tuercas y atrevida le respondió:

- Yo también quería verte, pues quisiera conocer todos aquellos lugares que bañas con tus aguar. Quien pudiera viajar tanto, yo no conozco mas que este lugar y dos cocinas.
- Si quieres te puedo enseñar todos esos bellos lugares, solo tienes que aceptar mi invitación. ¿Quisiera usted señora Lavadora Jackson ser mi compañera?

Dijo Yangtze, humilde y solemne. Los peces bailaban en sus aguas de expectación y si él se hubiera dejado llevar por sus más íntimos impulsos habría arrastrado a la Lavadora Jackson sin más miramientos. A veces el amor es caprichoso y violento, había oído decir a las gentes, pero por primera vez en su vida, sentía la ansiedad del amor en la fuerza de sus aguas. Por su parte, La lavadora Jackson penso que con tanta agua podría hacer millones de burbujas, penso que podría viajar, el agua era para ella como una sorpresa constante y estar rodeada de ella con las compuertas abiertas era un sueño que nunca oso imaginar. En ese mismo momento amo sinceramente a Yangtze y le canto:
“Viajar, viajar por toda china viajar.
La Lavadora Jackson
contesta si si si,
quiere viajar y viajar
La compañera de Yangtze será será.
Desde ahora hasta la eternidad”

La Lavadora Jackson se fue en brazos de la corriente amorosa y ya más serena de Yangtze. Alguna tarde en la estación de lluvias, la lavadora Jackson deja alguna camiseta o calcetín recién lavado en las orillas del río, pero lo hace solo por no perder la costumbre.