
Boo quería ser Paracaidista, un sueño un poco difícil de llevar a cabo cuando eres un gato de menos de seis meses de edad. Pues como todos los gatos pequeños Boo, era mimado por su Estefania, que era su dueña, la que le alimentaba, le llevaba al veterinario... su madre adoptiva. Boo se aburría muchisimo todas esas horas solo en su casa, pues Estefania trabajaba fuera de casa. Él soñador miraba al cielo esperando que pasara algún avión, y su pequeña mente gatuna se llenaba de ilusiones. Boo soñaba con ir en veloces aviones, con un uniforme azul y un paracaídas con los colores del arco iris. Seria el mejor paracaidista del mundo, pensaba Boo.
Mucha gente pensaría que “Gato tan tonto”, pero es que la mayoría de las personas mayores piensan que los animales no tienen sentimientos y mucho menos sueños. No saben lo equivocados que están. Pues yo conozco a Boo y a todos los animales de este libro y pongo la mano en el fuego al decir que todo lo que aquí se cuenta es verdad de la verdadera.
Boo, era un gato europeo gris, con el rabo en forma de trueno, los ojos grandes y verdes. Y muchas ganas de jugar y volar. Cuando tenia tres meses vio una película donde el protagonista era un paracaidista que gracias a su valor había recibido muchas medallas y todo el mundo lo aplaudía.
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