Mujeres enredadas II

Ofelia sufría múltiples neurosis que achacaba a su educación católica en un colegio de monjas, donde lo que no estaba prohibido era malo igualmente. Sentía esa educación, como una maza que le minaba el cerebro y le generaba de vez en cuando grandes dolores de cabeza. Por eso cualquier cosa que la llevara a recordar esos momento de falta de libertad y disciplina férrea, la llenaban de un fuego interno que bien podía explotar en un ataque de rabia, si no ponía el tiempo y el espacio suficiente para separarse de aquello que le habia producido desazón. Sus padres no habían sido menos y dados a castigarla y azotarla cada vez que llegaba una nota de conducta del colegio. Cuando encontraron unas fotos de Ofelia con dieseis años besándose con su mejor amiga, el padre le prohibió volver a hacerlo y para ello, le propino una paliza talque le estuvo doliendo el cuerpo durante varios días. Aparte de que la enviaron a terminar la secundaria en el pueblo de su abuela, mas severa aun que ellos, que la ponía siempre que no estaba en clase, a limpiar la plata y mas cosas sin sentido que templaban los nervios, ya de por si perjudicados de Ofelia. Dentro de ella se fue sembrando un resentimiento frente a todo y con todo, que no le permitía ni siquiera tener una amiga sin pelear y ponerla continuamente a prueba. Por eso, la mañana que le pregunto en mitad de una clase a Aimara, porque solo contaba con documentos antropológicos tan parciales y poco justos. Y sin esperar respuesta, siguió bombardeándola a preguntas. Aimara, se quedo callada… y cuando por fin Ofelia, se callo. Le dijo simplemente:

- Ofelia, si no estas de acuerdo con los contenidos de esta asignatura no estas obligada a venir a clase, son voluntarias, así que ahí tienes la puerta,.

Dentro de Ofelia exploto un volcán y salio corriendo de la clase, sin mirar hacia atrás. Muchas compañeras, ya sospechaban que si no estaba loca, por lo menos era muy rara.

Aimara, odiaba que le llamaran la atención, incluso cuando sabia que la otra persona podía estar completamente en lo cierto. Pero ella era perfeccionista y no podía soportar tener fallos. Sus padres la habían educado con toda la libertad que se puede educar a una hija en un barrio de Madrid durante el franquismo. Su madre, siempre le habia dicho que su carrera profesional era lo primero. Que ella no seria de esas mujeres que se dejan la piel en cualquier trabajo para sacar adelante a sus hijos. Que si algún dia se enamoraba la persona, de la que se enamorara, no importaba su físico tenia que ser inteligente y tener buena conversación, pues no habia nada peor que compartir la vida con alguien que te aburre. Por eso, cuando Aimara les presento a Elena como el amor de su vida, su madre tuvo que recordar sus palabras y en silencio, para si pensó, que dentro de las posibilidades que imagino para su hija, que estuviera con otra mujer no estaba dentro de sus planes. Ella no quería que su hija sufriera y solo habia tenido una amiga lesbiana, que le habia perdido la pista. Sin embargo, pensó, que seria otra de las ideas estrafalarias de Aimara y con el tiempo se le pasaría. Aimara, tenia mucho carácter, y hasta sus padres temían llevarle la contraria, por eso la mañana que Ofelia interrumpió tan groseramente su clase, no quiso escuchar si tenia o no razón. Quiso eliminarla como quien mata una mosca que nos molesta con su zumbido.

Elena, tenia mucha paciencia con Aimara. Pues estaba acostumbrada a las mujeres dominantes. Si hubiera sido un hombre, le habría dicho que correspondía con el prototipo de “calzonazos”. Pero es que a Elena no le gustaba tomar decisiones. Y siempre se sorprendía de cómo hasta el mas mínimo detalle nunca se le pasaba desapercibido a Aimara, mas que molestarle el control y orden que ella ejercía sobre hasta la ultima minucia de su vida cotidiana, ella disfrutaba feliz, acoplándose a una estructura segura donde ronronear y sentirse bien. Sin mas aspiraciones que el paso del tiempo. Elena era la pequeña de seis hermanos varones y su madre habia muerto cuando era muy pequeña. Su padre y si no sus hermanos, le habían concedido todos los caprichos, pero también habían decidido hasta que tuvo los dieciocho años cada paso que daría. Cuando a los veinte tomo su primera decisión de estudiar Ginecología, los siete hombres de su vida vieron una completa lógica, pues quien mejor que una mujer para meterse en asuntos de mujeres. Por otra parte, la primera vez que le vino la regla fue en mitad de la comunión de una prima y tanto su padre como sus hermanos se la llevaron corriendo a casa, pensando que tendría una enfermedad terrible, por mucho que eso le pasara a todas las mujeres. La obligaron a tomar caldos y estar en cama durante una semana. De ahí le habia quedado que cuando notaba que le iba a bajar la regla se metía en la cama de inmediato. Y por mucho que Aimara, le dijera que para ser ginecóloga era demasiado hipocondríaca. Ella miraba para otro lado, tarareaba una canción, cogía un libro y hacia como que leía… hasta que Aimara, la dejaba por imposible y se iba a hacer sus cosas. Lo que mas pánico les daba a su padre y hermanos, era que un hombre le rompiera el corazón o algo peor… por eso siempre le decían que si algún hombre se acercaba a ella, se iba enterar de lo era bueno, que si un hombre le ponía un dedo encima se lo cortarían de inmediato… Por eso Elena, con mucha pena por proteger a los hombres de la ira de su familia. Solo se relacionaba con sus hermanos, padres, tíos primos… pero el dia que se enamoro de la primera mujer y se lo dijo a su padre. Este se quedo callado y lo consulto con un medico amigo suyo, el cual le respondió,”El amor entre mujeres es casto y puro, duermen abrazadas y son compañeras fieles hasta la muerte”. Esta explicación, dejo a todos los hombres muy tranquilos, pues de otra mujer no tenian que temer ni celar a la hermanita de sus ojos.
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_______________________________________Continuará…

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